domingo, 31 de mayo de 2009

Apuntes del 3D (vol. 3)

Hasta ahora, ningún estreno de ficción en 3D merece la pena. Existe todavía a estas alturas la concepción de barraca de feria del 3D y sólo nos da Viajes al centro de la tierra que no son más que películas en 2D, pero rodadas con tecnología 3D. La tecnología jamás podrá con el lenguaje, está para desarrollarlo, el lenguaje la necesita, pero la tecnología sin contenido está vacía. Yo tengo la esperanza de que toda esta concepción cambiará con el estreno de Avatar en diciembre. James Cameron lleva desde los primeros 90 investigando el 3D y rodando este filme, unos 7 años. Estoy seguro de que será el primero que no sólo sea tecnológicamente posible, sino lingüísticamente de facto. Quiero creer que muchos cineastas que anuncian sus próximas películas en 3D cambiarán el chip cuando vean la de Cameron, porque se darán cuenta de que el 3D no es un efecto especial más, es otra manera de hacer cine.

Yo, por mi parte, considero que el 2D y 3D van a coexistir, cada uno por su lado. De hecho, creo que la maravilla de todo esto es que una misma obra es, en realidad, dos obras distintas, puesto que el lenguaje y, por tanto, la puesta en escena, la planificación, el montaje… es diferente. Una misma película puede ser dos películas distintas y eso sí que me parece una revolución. Cuando hemos rodado 3D, hemos tenido que tener siempre otra cámara de 2D para rodar muchos más planos para la versión de 2D. Y así, de un mismo rodaje, de una misma historia, surgen dos obras distintas. ¡Guau!

Además, por su concepción, por sus características, por la manera de planificarlo, por su puesta en escena el 3D es un valor seguro para las salas de cine. Os aseguro que cuando concibes un plano para verlo en pantalla grande, jamás ves lo mismo en un cine que en casa. Por ese nimio detalle, el 3D se llevará a las teles de cada hogar, pero nunca triunfará como en un cine, ni se podrán exhibir las mismas películas.

Por otra parte, no me imagino una comedia romántica en 3D, ni muchas películas de acción. Porque el lenguaje con el que las hemos desarrollado todos estos años, no se adecua muy bien al 3D. Pienso que el 3D se empleará para películas históricas, thrillers, películas bélicas, westerns… películas donde sí puede desarrollarse su potencial. Aunque claro, ningún lenguaje es algo estanco, va cambiando y precisamente ahí está la gracia, que también evolucionará con el tiempo y encontrará nuevos modos de expresión. Sin embargo, sí que pienso que para otros acontecimientos sólo existirá una realidad: 3D.

Pero de eso, hablaré - y en primera persona - dentro de poco.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Tras leer todas tus interesantes reflexiones acerca del 3D, sigo teniendo dudas (más bien escepticismo) de que este sistema "revolucione" el lenguaje cinematográfico. ¿Quién sabe? Todo puede suceder...pero no creo que el cambio sea tan repentino ni trascendente como el paso del mudo al sonoro. Más bien una nueva intentona de recupar el cine en las salas, en la era de internet, la cual no tengo muy claro si va a cuajar.

No obstante, está claro que queda un largo camino por explorar con esta nueva tecnología...pero todavía lo veo pronto para hablar de "revolución". Lo que no dudo, es que exija un nuevo lenguaje. Componer para 2 dimensiones, o para 3 dimensiones, poco o nada tiene que ver sin duda.

Saludos!

Aragüés dijo...

Léélo de nuevo, Nacho. O mejor, busca lo que dice Cameron, que estáen la red. Lo de que atraiga al público a las salas, a la industria le va de perlas, pero no es esa la clase de revolución de la que hablo.

Al enfrentarte a una producción en 3D, te das cuenta de que nada de lo que has aprendido te vale. Con lo que tienes que empezar de cero. No solo a planificar, sino a dirigir actores, dar directrices para el atrezzo, vestuario, iluminación, el montaje, el etalonaje, la postproducción y, por supuestísimo, el sonido y la música, porque en todo tienes que pensar que no se ve de la misma manera ni se oye d ela misma manera.

No es que sea un paso adelante, como digo en los posts, sino que supone arrancar de nuevo.

Es lo más parecido al cine clásico que existe. Te lo juro!