lunes, 30 de junio de 2008

Los Cronocines

Es una verdadera alegría ver estos días carteles de Los Cronocrímenes en los cines de Madrid. No he vivido este proyecto tan de cerca como muchos de mis amigos o compañeros de piso, pero recuerdo esa tarde con Nacho, saliendo de su casa de Malasaña a ojear DVD's mientras me decía que había terminado la primera versión de Los Cronocrímenes, un guión que quería dirigir. 

Yo intuía que la astucia de Nacho inyectaría en ese título una dosis de acción, mala leche y hostias como panes como antes no se había visto en el cine patrio. Y, el viernes cuando la vi, lo primero que pensé fue: Joder, de puta madre, no parece española. Al que le parezca que esto no es un halago, que venga y me bese el culo. Los yanquis ya la han comprado para hacer un remake y, Amenábar aparte, a ver cuántos españolitos pueden decir lo mismo. 

Mi plano favorito es precisamente el primero de todos. Leí un guión primigenio hace tres mil años, por lo que tan apenas me acordaba de muchos detalles. Mucho menos, tenía en la memoria que el arranque fuera en el parking de un centro comercial. Cuando apareció esa imagen, pensé: ¿He venido a ver Jackie Brown?. En serio, me cautivó, creí estar  en otra película, en una yanqui con pasta, medios y la hostia. Todo el viaje que te adentra hacia el bosque mantiene el tono e, incluso cuando Karra Elejalde habla, no parece de aquí. Porqué insisto tanto en esto. Porque parece que, somos tan autocríticos que  no logramos distanciarnos con las películas de nuestra propia realidad patria, cuando tratan de un género específico yanqui. Los thrillers españoles no nos los creemos a menos que vayan medio en cachondeo. Somos así de cachondos. 

Los Cronocrímenes tiene la gran virtud de poder estar  rodada en cualquier  país, en cualquier idioma y con cuales quiera medios que tuviera. Es no sólo una  sorpresa, porque la mente preclara de Nacho nos ha brindado desde  el principio de su existencia de cineasta grandes sorpresas. Es, además de eso, un soplo de aire fresco en nuestro cine. 

El giro final funciona a todos los niveles y Bábara Goenaga deja  claro que es  una actriz de los pies a la  cabeza. A veces, su interpretación puede pasar desapercibida, pero es precisamente por esa naturalidad y ligereza que inyecta en sus gestos, en sus miradas y en sus palabras  por lo que se torna en un actriz como la copa de un pino. 

El viernes, día del estreno la vi. Un día antes, durante la semifinal de la Eurocopa, yo había huido del fútbol y había visto ese  peliculón de Sidney Lumet que es Antes que  el diablo sepa que has muerto. El domingo, en plena final, y tras darle un buen empujón al guión de La culpa aprieta más gatillos, la volví a ver. Sí, vi Los Cronocrímenes en vez de ver el puto fútbol. Y ¿sabéis qué? Que  estuvo de puta madre.

miércoles, 18 de junio de 2008

Si sangra, podemos matarle

Esta sí que duele. Quizá uno de los grandes tipos del cine de acción - de los 80 principalmente - murió ayer. Stan Winston, ni más ni menos que la mente preclara que creó a Terminator, Depredador, la reina madre de Aliens, los dinosaurios de Jurassic Park, el Pingüino de Batman Returns o el personaje protagonista de Eduardo Manostijeras, se despide de nosotros a causa de un cáncer del que ya venía quejándose hace tiempo.

En los últimos tiempos incluso se había dedicado a producir, siempre películas con un punto de fantástico y mucho de acción, como decía él. Tal fue el caso de de Km. 666, una pequeña pero entretenida teen movie con caníbales y la siempre increíble Eliza Dushku.

Es una grandísima pena que un tipo así se vaya tan pronto - aunque ya estaba mayorcito - nos quedarán sus películas y los maravillosos comentarios que hace en sus entrevistas para los DVD's, toda una lección.

In pace requiescat.

miércoles, 4 de junio de 2008

Ajuste de cuentas

Estos días le estoy dando bastantes vueltas a los proyectos que vendrán. Los que están a mi alrededor en este exilio madrileño, saben que no es nada fácil compaginar la inminencia de algunos proyectos personales con los que, de momento, dan de comer (nada nuevo para cualquier tipo en este sector). Sin embargo, poco a poco se ve una luz al final de camino.

De siempre he sido un impaciente. Pero un impaciente del copón. El tiempo y las bofetadas me han dado cada vez más paciencia. No esa sensación de rendirte, sino la aceptación de que no es tu momento, de que lo tuyo está por llegar y que - a diferencia de muchos que se duermen en los laureles - sino luchas porque suceda, no sucederá jamás. Cuando ocurre algún hecho de estas características, recuerdo las sabias palabras de Hunter S. Thompson: Be calm. Enjoy losing. Sabiendo entenderlo y regocijándote en el fracaso, sacando todo lo bueno de ello.

Proyectos (de los que dan de comer) se agolpan como el del amigo Bustamante. Uno de los nuestros está siendo toda una experiencia, de eso estoy seguro,  en perspectiva hay otros - posibles - con Amy Winehouse, Coldplay o Keane... Por otra parte, y si las circunstancias siguen tan proclives como por el momento, tendré el privilegio de dirigir buena parte de una serie que he contribuido a crear para una de las grandes cadenas de tele de este país. No puedo decir más datos por el momento, salvo que se sale de la norma de las series a las que estamos habituados aquí. Prometo un shock.

Pero además de todo esto, están los proyectos personales INMINENTES. Es muy posible que este verano le demos caña a un proyecto pequeño pero curioso, en un formato la mar de peculiar y con unas características nada habituales. Será en Londres, pero por el momento no digo nada  más. Esta cosita pequeña entra dentro de un proyecto más grande (de duración), que podríamos encuadrar dentro del formato largo. Sin embargo, es algo experimental y sórdido. Sí, sí, a Abel Ferrara le encantaría... 

He seguido las palabras de Scorsese en cuanto a eso de "escribe acerca de lo que conozcas" y estoy inmerso en los infiernos que la noche y  la demencia me fueron revelando. No quiero decir nada salvo que, por supuesto, todo estará ficcionalizado y que, mi mayor meta, es mostrar cosas que normalmente no enseñarías en una película. Cuando pienso en Perceval o Noches Rojas y la cantidad de escenas jodidas que dejé ahí, sin llegar hasta el extremo de que digas "joder, no me llevan hasta aquí normalmente en una peli", no puedo sino arrepentirme de no haber continuado e ir hasta el nervio principal. 

La culpa, la redención, la autodestrucción, la violencia, el sexo, las drogas y la inocencia perdida son los pilares donde se asienta la historia. No quiero ni decir el título porque barajo varios, aunque me encanta La culpa aprieta más gatillos. Será algo absolutamente underground antes del guión de largo con el que pienso dejar unas cuantas bocas abiertas. De ese sí que no digo nada. Cuando llegue el momento...