martes, 28 de abril de 2009

El latido del Rock & Roll

Hoy, cumpleaños de mi hermano, aprovecho para pedir el voto popular para el grupo del que es guitarrista, concursante en la nueva edición de Popyrock zaragozano. Se llaman Antihéroes, son un grupo de nueva formación y concursan en el apartado de Rock. Beben de los sonidos clásicos del rock y el blues, en sus cabezas escuchan mientras tocan a los viejos discos de AC/DC, a los Stones y toda de la vieja guardia setentera, pero también a los Jet y a Joan Jett & the blakhearts.

Pronto empezarán a repartir directos, el 19 de junio tocarán en El Zorro de Zaragoza. Pero de momento, votadles. Es, como siempre en estos concursos, sencillo pero puntilloso. Dejo aquí los links. Éste primero, es para votarles cómo Grupo de Rock y éste segundo para votarles como Propuesta Joven. Podéis votarles a los dos. Tenéis que dar vuestor DNI y una cuenta de correo electrónico. El plazo de votación termina el 3 de mayo, pero no esperéis. También podéis ver su Myspace aquí.

Show must go on...

lunes, 27 de abril de 2009

El hombre que no estaba allí (Vol. 2)

Otro de esos directores a los que se les menciona tan sólo de pasada - y no entiendo porqué - es William Friedkin. El amigo Billy, a quien da gusto escuchar hablar de cine en cualquiera de sus DVD's, es a menudo un incomprendido injustificadamente. Para empezar, hizo dos películas seguidas que todo dios conoce: French Connection y El exorcista.

A cualquiera que quiera saber de sus aventuras y desventuras, le recomiendo que sea lea una y otra vez Moteros tranquilos, toros salvajes donde se da buena cuenta de su carácter por aquellos locos 70. Podría hablar de muchas películas de este caballero, sin embargo lo haré sólo de tres: Carga Maldita, A la caza y Vivir y morir en Los Ángeles.

De Carga Maldita, qué poder decir aparte de que fue un batacazo enorme. La película, si bien es tremendamente precisa y entusiasma, no deja de ser la repetición del éxito de Friedkin hasta la fecha, a saber: ese estilo semidocumental de French Connection (una de mis películas favoritas, por cierto). Hay cantidad de vericuetos en esta trama rocambolesca, que incluso en determinados momentos recuerda a hazañas como Quiero la cabeza de Alfredo García de Peckinpah. Un estudio más extenso que el que voy a hacer se merece esta obra oscura y densa que pasó sin pena ni gloria en su tiempo y, hoy día es jodidísima de encontrar en DVD en España, Francia o Inglaterra (lo sé por experiencia. Si alguien sabe dónde conseguir, agradezco la ayuda). A mi me impresionó mucho de crío, recuerdo la imagen del camión tambaléandose en el puente colgante como si fuera hoy mismo. Y volver a verlo, impresiona, sobre todo con esa BSO de Tangerine Dream:


Y es que Friedkin, siempre se ha preocupado mucho por sus bandas sonoras. Esa electrónica minimalista, vuelve a aparecer de la mano de Wayne Chung en Vivir y morir en L.A., pero en A la caza, coge una selección del mejor rock del momento para ilustrar este thriller que en realidad no trata sobre una investigación policial, sino sobre la identidad sexual de Pacino. Yo tuve la suerte de ver la copia digital restaurada en HD en el Festival de Cannes de 2007, presentada por el propio Friedkin y a la que incluso asistió Tarantino. No es A la caza una película fácil de ver, tampoco es una película reconocida, pero es un thriller que sentó las bases de muchas cosas y, sobre todo, que te deja con una bofetada al final. Solo por el It's so easy de Willy DeVille (sí, Tarantino para Death Proof no lo descubrió del todo) y por esta escena de baile homosexual de Pacino, hacen de ella una película de esas que no tienen muchas semejantes. El bailecito no está mal, pero hay otro momento, en el que un tío le toca a Pacino una teta que es increíble. Pacino es la hostia.


Por último, una de mis película favoritas. Así, sin más. Vivir y morir en L.A. me parece una pieza única y mágica. ¿Por qué? Porque con ese aspecto de serie B podría ser una puta mierda y no lo es, es un pedazo de peli de acción de tomo y lomo. William Petersen está sensacional, la música es una locura, el montaje y la planificación son de una auténtico genio demente y el final... qué decir del final, vedla y me entenderéis. Me parece que pocas veces he disrutado tanto con una película como la primera vez que la vi. Bueno, que la volví a ver, porque esta es también una de esas películas que vi de crío y me impresionó. Quizá por escenas como esta:



Decidme si cuando Dafoe sopla la placa y aparecen los billetes no os volvéis locos. ¡Eso es cine en estado puro! Menudo lenguaje audiovisual el del amigo Friedkin. ¡Sin una sola palabra! Y, para terminar, la persecución. Se habla mucho de persecuciones en el cine. Siempre que si Bullit, que si French Connection... A mi hay unas cuantas que me gustan, como la de Instinto Básico, la Terminator o la de los Blues Brothers, pero la que me más loco me vuelve es la de Vivir y morir en L.A. El propio Friedkin dice que sabía que tenía que superarse. Me encanta que sea tan larga y por eso, está dividida en dos:



P.D.: Para Nacho Lasierra, tenías toda la razón Gran Torino está de puta madre. El segundo confesionario me encantó.

sábado, 25 de abril de 2009

BustAltabás

Aprovechamos desde esta humilde página para felicitar al amigo Ciro Altabás por el éxito cosechado en el Festival de Málaga. Y, más aún, cuando nos emociona desde su web con tal foto, que nos hace recordar nuestro vínculo bustamantiano. Que, por cierto, este capítulo que he visto que hoy habían colgado tiene especial significado para todos los que hicimos la serie. Y, entre otras localizaciones, se rodó en el pueblo de Nacho Vigalondo, Cabezón de la Sal. Con su tren a punto de arrollarnos...

sábado, 18 de abril de 2009

El hombre que no estaba allí

Un director de los que se habla sólo cuando saca una nueva película es Polanski y, la verdad, es que nunca he entendido porqué. Sin ser uno de esos que cualquiera colocaríamos en un Top 5, es de seguro uno de los que fácilmente se le reconoce no sólo como un buen profesional y un buen artesano, sino como un cineasta.

Escándalos a parte - cosa que no atenderé, dado que prefiero juzgar la obra de los artistas, no sus vidas - el bueno de Roman ha dado a la última parte del siglo XX unas cuantas buenas películas. Normalmente, se le ensalza al hablar de El pianista, película que - aunque quede mal decirlo por su temática - a mí me parece anodina. Para hablar de Polanski, me centraré en otras películas suyas que tampoco son - estas sí que me parecen más que brillantes - ni La semilla del diablo, ni Chinatown. Tampoco es la sobresaliente El baile de los vampiros, no. Me referiré a tres: Frenético, Piratas, Lunas de hiel y La novena puerta.

Frenético es sencillamente una de mis películas favoritas. Sí, sí, en serio. Para los que no la tengan fresca y no la recuerden más que como un thriller de pasar el rato, ¡que la vuelvan a ver por dios! En primer lugar, echa por la borda el mito yanki del París romántico. Un matrimonio acomodado vuelve a París 30 años después de que pasaran allí su luna de miel para revivir la magia de antaño. ¿Y qué se encuentran? Un secuestro y muchas bofetadas. Una de ellas, y bien grande, es la estupidez de los americanos - mucha mala leche de Polanski se ve claramente al retratar a la gente de la embajada-. No en vano, Polanski nunca estuvo a gusto en los USA. No olvidemos que, escándalos sexuales a parte, allí mataron a su mujer. Pero el genio de Polansli no termina ahí, sitúa a los personajes entre unos terroristas árabes y unos israelíes y uno no sabe quién es más inepto de todos ellos. Solo la chica joven, promiscua, que flirtea con las drogas, vividora de la noche y - lo más importante de todo - inocente, es la única inteligente y de buen corazón.

París nunca ha estado tan sucio y tan feo. ¡Si hasta termina con un camión de la basura alejándose! (Díganme, señores del jurado, cuántos cubos de basura han visto en París en una película, como en Frenético. Y ahora, díganme si sigue siendo casualidad). Harrison Ford descalzándose en una azotea llena de cagadas de paloma y Emmanuelle Seigner cayéndose por los tejados con esos minivestidos son sólo un remate a todos esos pequeños detalles, dignos del loco de Polanski. Como cuando Ford no puede salir de la casa del tal Dédé, porque hay una pareja haciendo el amor en el rellano. Si Polanski fuera español, aplaudiríamos su costumbrismo (o lo habríamos machacado, claro está).

De Frenético podría seguir horas y horas, hablando de la maravilla de guión, de momentazos como la banda tocando en un barco en el Sena, del secuestro de la mujer de Harrison Ford o, cómo no, del pedazo de baile que se marcan él y Seigner. Eso sí que lo dejo aquí, que merece la pena.



Piratas es la primera película que recuerdo haber visto en el cine. Tengo la imagen grabada: las aletas de los tiburones rodeando la balsa de Walter Mathau y yo metiéndome, totalmente acojonado, debajo de la butaca. ¿Qué tendría? ¿3 o 4 años? En estos tiempos de triunfo del género de piratería, Piratas queda como un vehículo cojo y deslabazado, pero nunca hay que olvidar los años en los que se hizo. Los mismos del Gran Halcón, de las comedias de John Landis y de toda una tradición deconstructivista que venía de diez años antes. Veo el guión de Piratas y me siento muy identificado con todas las cagadas que he hecho a lo largo de los años: Absolutamente bienintencionadas, pero irremediablemente abocadas al fracaso. La película está hecha para reír y, si no te da la gana, no te ríes nada. Pero está hecha con la mejor de las intenciones y Mathau está soberbio. Para mí es una pequeña joya, como una hermana pequeña de Robin y Marian.

¿Qué poder decir de Lunas de hiel? Quizá una de las películas más incomprendidas de Polanski, pero realmente de las más lúcidas. Elegir a un memo como Hugh Grant es una perfecta decisión de casting y todo el resto del reparto esta increíble. Desde la frígida Kristin Scott Thomas al truculento Peter Coyote. Ese tercer acto en el barco, con esa fiesta decadente entre cuarentones, serpentinas y globos deshinchados - que sé de buena tinta que hace las delicias del amigo Víctor - es una muestra de auténtico cine y verdadera miseria humana. ¡Ah! Y la escena del yogur con Faith de George Michael, ¿que no os acordáis? Hay que ser un genio para pensar en coger una canción de ese tipo y construir una escena así ¡y con esa radio! (a partir del minuto 2:37):



Por último, La novena puerta. Supongo que aquí, en este país nuestro, le tocaba que la pusieran a caldo, sólo porque es una novela de una de los mejores escritores autóctonos vivos: Pérez-Reverte. Sin embargo, y a pesar de las malas críticas, yo pienso que es una película la mar de interesante y entretenida. Si la pillo en la tele, no puedo evitar quedarme a verla. Me parece que Johnny Depp está fabuloso y el ritmo, las localizaciones, la trama, la fotografía, la música de Kylar.... todo está a pedir de boca. Como ese momentazo en París que Depp vuelve a la biblioteca de la baronesa o lo que fuera y se la encuentra muerta y en llamas, con el cadáver sobre el mando de la silla de ruedas, moviéndose como por embrujo. Muchos puntos de referencia entre Frenético y La novena puerta... Y es que Polanski, creo, destaca por esos brillos, esos momentos estelares, que otro director con menos fantasmas no pensaría.

Por eso quizá me guste, porque habla de algo en todas sus películas, algo que me interesa sobremanera: la pérdida de la inocencia. Revisad sus películas y veréis como es así. Como siempre, al principio, todo es idílico y, poco a poco, se va jodiendo. La vida corrompe la propia inocencia. Precisamente, como su vida.

Es más, como la vida misma.

sábado, 4 de abril de 2009

Biff rules!

Ahí tenéis al amigo Biff, frontman de los Saxon, tocando el otro día con Metallica en París. Yo sabía que se traían algo entre manos, ya que había intentado ir a Londres al show de los americanos con Thomas, donde sabía que Biff iba a hablar con ellos. Y mira lo que preparaban...



Oye, y que no es tontería. Que eso de que ahora se pongan de moda los escenarios de 360º tiene que ver de algún modo con el 3D...

Home movies

Hace tiempo que los Saxon me tenían abducido y no había escrito nada sobre cine y tenía ganas. La verdad es que tampoco es que haya tenido tiempo para sentarme a ver películas a mansalva, pero sí que quería tocar varios palos: El luchador, para empezar.

No tengo ni idea de porqué tanto revuelo con esta bazofia que he visto en Telecinco un sábado a las 5 de la tarde como 357 veces. De igual modo que no entiendo la confianza depositada en un petardo como Aronofsky, sobre todo, porque no tiene ni una película que merezca la pena. Y, sí, por supuesto que Requiem por un sueño la meto en el cubo de la basura, en lo más profundo. Sinceramente, el bueno de Darren sigue anclado en el 96, con todo lo que ello conlleva de visto y revisto, además de esa pseudofilosofía grunge que apesta como el salfumán. El guión de El luchador es infumable. No está basado en nada real, por más que quieran meter con calzador el pasado pugilístico de Rourke, dentro de la promoción de la historia. Son todos estereotipos de la producción más casposa de serie B californiana. El otrora estrella con demonios con los que convive, pero de buen corazón, abandonado por todos menos por los niños de su barrio, enamorado de una stripper con alma (si hubiera sido una puta me hubiera levantado de la butaca y me habría largado) y con una hija con la que no habla, quien le odia y que, por supuesto, al final termina perdonándole.

No seré yo quien se pronuncie a favor de la orginalidad de los argumentos, pero sí que no está de más una vuelta de tuerca sobre los mismos. El luchador tiene momentos interesantes, como cuando los wrestlers hablan en el backstage acerca de cómo preparar las peleas; o cuando firman autográfos y se hacen fotos que cobran miserablemente y son todos unos tullidos; o cuando hay más emoción a la salida del luchador a la carnicería que al ring. Pero esos son tres momentos nada más. La película deambula en el melodrama televisivo trasnochado sin ningún pudor y no entiendo que mucha gente, incluida gente a la que respeto mucho, diga que es una obra maestra. Bastan sus diálogos para echarla por tierra. Cuando su hija empieza con eso de: "dónde estabas en mis cumpleaños, nunca te importé, bla bla bla", yo estaba a punto de vomitar.

Cierto es que Mickey Rourke está increíble, pero ¿cuándo no lo ha estado? Siempre ha estado en mis listas de favoritos, junto a Nick Nolte, Elias Koteas, Matt Dillon o Sam Rockwell. A hecho películas infames, pero siempre ha estado brillante. ¿Cuánto vale su sonrisa? ¡Si hasta Bukowski ha escrito sobre ella! Marisa Tomei están tan fantástica como en Antes que el diablo sepa que has muerto. Esos dos hechos son indiscutibles, pero ¿dónde está el resto de la película? ¿Qué ha pasado con la obra maestra de la que todo el mundo habla? Yo no la veo por ninguna parte. Y Aronofsky... bueno, cuando acepte que Kurt Cobain ha muerto, que "sus" 90 están a años luz y que sus rollos semidocumentales, semimelodramas, coñazo total... quizá haga algo interesante.

Y luego está Watchmen. Entiendo que, los fans de los cómics hayan hecho tanto lobby de presión para darle caña a esta peli, pero - y lo digo con total sinceridad - creo que no es para tanto. Zack Snyder es un tío grande. Para mí podrá ser el nuevo Fincher dentro de un tiempo, cuando retome la dirección que cogió con su debut, la muy grande Amanecer de los muertos. Sin embargo, 300 y Watchmen, a pesar de ser películas muy bien hechas, muy bien contadas y donde te entretienes como un crío todo el rato, no son nada trascendete, yo creo. No les quito importancia por estar basadas en cómics, Batman Begins fue de mis favoritas de 2005, pero creo que están sobredimensionadas. Cierto es que en lenguaje narrativo audiovisual han aportado cosas nuevas, pero no tan nuevas. Y Watchmen... para empezar es larga, para seguir trata un tema que hace 20 años podría ser curioso, pero hoy está pasado de moda, y todo tiene un aire que hace que te importe poco lo que les pasará a los personajes y al mundo entero. Además, la elección de varios temas musicales está pillada por los pelos. Creo que tan sólo el Halleluya de Leonard Cohen está de puta madre, pero los demás... Sin embargo, me gusta que en películas de "superhéroes" se vea sexo sin ningún problema. En estos tiempos inciertos de Crepúsculo y atrocidades similares, en las que vampirillos de tres al cuarto o hijos de pastores yankis (Jonas Brothers) ostentan anillos de castidad ante la chavalería convenciéndoles de negar el sexo y de esperar al matrimonio - nada inoportuno cuando hay tanto apolillado llamando asesinato al aborto y clamando contra los preservativos - hace que vea una luz al final del camino en la que, una película potencialmente para chavales defienda que se vea un poco de carne. Igualmente, que con True Blood. Para quien no haya visto esta serie, que se deje de Crepúsculos y de chorradas de meapilas. Ahí hay sexo para todos los gustos y con mucha naturalidad, que es lo que viene haciendo falta.

Y de Watchmen, poco más. Solo decir que el mejor personaje y que hace que la película se vea con interés es Rorschach. Los demás son más planos que una encimera. Sin embargo este tío loco hace que ver la película merezca la pena. Él y Malin Ackerman, a quien desde esta página defendemos totalmente de las acusaciones de que su actuación es lo que más deja que desear en la película. Mucho peor están casi todos los demás personajes.

Me ha quedado pendiente de ver RAF: Facción del Ejército Rojo, una película alemana que tenía muchas ganas de ver y, cómo no, se me ha escapado de los cines. Pero la alquilaré, tengo la esperanza de que arroje algo de luz en estos días de películas que ni fú ni fá. Por eso mismo ayer me vi Fraude de Welles, porque esa sí que es una afirmación en toda regla y para ella no pasa el tiempo. Está a 11 pavos en la Fnac. Sobran las palabras.