Voy a intentar hablar un poco de cine, que al final siempre me despisto. Para ello he rescatado un artículo que publiqué hace unos años en el fanzine La Butaca Ciega, acerca del estimulante director Iván Zulueta.
"No es a mí al que le gusta el cine... sino al cine a quien le gusto yo"
Pedro P. (Will More) en Arrebato, de Iván Zulueta
Resulta inevitable, al hablar de Zulueta, no acudir a palabras que hagan referencia al malditismo, a lo underground, a la heroína y a la marginalidad... Este autodestructivo director, paradigma del cine de autor en nuestro país, nació en el País Vasco en 1943. Fue hijo de padres artistas: su madre se dedicaba a la pintura y su padre, Antonio Zulueta, se encargó de dirigir el recién nacido Festival de Cine de San Sebastián desde 1957.
Sus primeras experiencias profesionales con el cine se remontan a un suspenso en el examen de ingreso para estudiar cámara en la antigua Escuela Oficial de Cine. Como consecuencia de este hecho, ese mismo año, se embarcará en un carguero que le llevará rumbo a New York, donde ingresará en la prestigiosa Arts Students League para estudiar pintura y dibujo publicitario. Esta etapa resultará de una importancia capital en el posterior desarrollo de su carrera cinematográfica, puesto que se verá directamente influenciado por el arte pop y por las corrientes de cine vanguardista encarnadas en Andy Warhol, Jonas Mekas, Kennet Anger, Paul Morrissey...
En 1964 logra entrar en
Después de esta experiencia televisiva, Zulueta se dedicará a viajar por Marruecos, Cannes, Ibiza... mientras filma compulsivamente cortometrajes en Super-8, que obtienen escasa repercusión y que son frecuentemente secuestrados por las autoridades franquistas al ser considerados subversivos.
En 1979 filma su segundo y último largometraje hasta el momento, una obra maestra de tintes tenebrosos, filmada a medio camino entre el cine experimental y el de género. Arrebato será la propuesta más personal que desarrolle este autor, un auténtico suicidio comercial, una película que reflexiona entorno al cine, las drogas, el vampirismo, la infancia perdida... La película tiene un escaso éxito comercial, aunque no tarda en convertirse en la más importante película de culto de nuestro país. Muy adelantado a su tiempo, Zulueta, construye y deconstruye sus obsesiones utilizando el montaje y la banda de sonido a su antojo. El resultado es una película isla, una película tan autodestructiva como su autor (no en vano, muchos la consideran una apología del suicidio), que relata una simbólica historia de cine dentro del cine:
José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de películas de terror de bajo presupuesto, que acaba de terminar su segunda película, pero siente un vacío en su vida. Cuando regresa a su casa se encuentra con Ana Turner (Cecilia Roth), su antigua pareja de tiempos más felices, cuando todavía se divertían con las drogas y estas no se habían convertido en una obsesión... José descubre que le ha llegado un paquete de un amigo, Pedro P. (Will More), un cineasta aprendiz, del que hace tiempo que no sabe nada. En la carta, su amigo le relata los extraños sucesos que le han ocurrido en el tiempo que llevan sin verse...
La película tuvo que ser recortada para su distribución ya que su montaje original duraba aproximadamente tres horas. En Chile llegó a ser prohibida por sus autoridades bienpensantes. De hecho, Zulueta reconoce que si la película hubiera funcionado no hubiera parado de filmar. El film conseguirá en 1982 el Premio de
Después de Arrebato comienzan para Zulueta años oscuros, años de heroína... en definitiva años de una prácticamente total incapacidad creativa. Está veinte años desaparecido de la luz pública y solo aparece con dos nuevas obras realizadas para televisión (aunque en soporte cinematográfico) y con algunas ilustraciones y carteles. La primera pieza televisiva que filma, será la excepcional Párpados (1989), un capítulo para la serie Delirios de Amor, realizado a petición de Luis Eduardo Aute, que realiza otro de los capítulos. La serie desarrolla tramas de amor urbano, aunque Zulueta prefiere desmarcarse (no podría ser de otra forma) y da vida a un complejo juego de dobles, de pares (el título: Par-pa-dos), una revisión del Mago de Oz y de Alicia en el País de las Maravillas en plena Gran Vía madrileña. Su espíritu lúdico le lleva a investigar caminos a los que llegará el famoso David Lynch diez años después... el resultado es una obra radical en cuanto a su construcción formal y temática donde se alteran continuamente los tiempos cinematográficos, conformando un maravilloso puzzle de difícil comprensión ya que se presta a multitud de interpretaciones. El capítulo está rodado en
La segunda pieza que realiza para
En el camino quedan multitud de proyectos de sugerentes títulos donde la temática de la duplicidad se repite constantemente: Dos y dos son cuatro, ArrebataDos, Te la vi en Tel Aviv, Que duermas con tu apetito, Lalo Lelo y Lola Lela , Rosemary´s Bamby (en referencia al título original de la película de Polanski,
Al margen de sus proyectos cinematográficos, Zulueta ha utilizado sus dotes como ilustrador para emprender una frenética carrera como cartelista, llegando a convertirse en uno de los más importantes cartelistas de su generación. Ha desarrollado numerosos carteles para El Imán (Furtivos, Leo) y para reposiciones de películas clásicas (Simón del Desierto, 2001: una odisea del espacio,
Actualmente se está produciendo el (re)descubrimiento de la figura de este director vasco, en gran medida producido por la emisión en diciembre de 1999 de Arrebato en Versión Española y por los tres programas especiales que han recogido la totalidad de su obra televisiva, que se encontraba inaccesible hasta entonces. En el 2002 se programo la práctica totalidad de su obra, junto con una exposición de su obra gráfica denominada certeramente Imagen/Enigma (www.ivanzulueta.com). Por eso Zulueta se plantea de nuevo la posibilidad de volver a rodar. Y es que el cine, al que nunca ha dejado de amar, le ha vuelto a morder. Vuelve el vampiro.
VB
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