Mi hotel estaba junto al Gótico. A un paso de las Ramblas y Plaza Cataluña. Un poquito más allá el Raval y justo al otro lado el Born y la perdición… Hace algo más de una semana, cuando pisé Barcelona para ese rodaje, la ciudad Condal quedó declarada como La Mejor Ciudad de España sin lugar a dudas.
Lo siento por Zaragoza, a la cual tengo mucho cariño, pero últimamente no llega a llenarme. Lo siento por Madrid, ciudad de adopción, porque es maravillosa pero a la vez es como una patada en los huevos. Los siento por San Sebastián porque es un disfrute de ciudad y una preciosidad, y también lo siento por Granada por todas esas razones y más, pero es que… Barcelona es única.
Mi misión era un documental/videoclip para Myspace sobre el rapero barcelonés Porta, todo un pelotazo en las listas de venta. Antes de aterrizar ya comenzó el deleite. Planear sobre el puerto de Barcelona, sentir el Mediterráneo bajo la panza de ese gigantón de hierro es la mejor bienvenida que una ciudad puede ofrecerte. Que el sol resplandezca en Barcelona, que descubras que por unos días vas a vivir en un hotel cojonudo en el corazón de la ciudad, que todos los sitios donde comas, bebas y vivas sean sorprendentes es inigualable. Deambular por la Boquería, sentarte en sus columnas, dar buena cuenta de navajas y cerveza… te hace sentirte como pez en el agua. Si encima vas a gastos pagados, curras en algo interesante y el equipo es majo, puedes darte con un canto en los dientes, relajarte y disfrutar.
Barcelona me sorprendió las últimas veces que estuve. Una rodando hace un año exactamente. Planifiqué todo para acabar antes de hora y el dire de foto, el operador y yo nos dimos bien al cañeo frente al mar. La anterior, fue hace ya bastante, antes de rodar Perceval, con Marta, durante un verano de ensayos y preproducción. Vivíamos a un paso de Gracia y fue maravilloso. Ésta vez ha sido increíble. Edu Soto le recomendó a David, el operador, un restaurante vegetariano en el Raval: Organic. Piéce de resistance, absolutamente maravilloso. Mamá Antonia es la dueña del local y nos estuvo dando clases lógicas sobre porqué no hay que cocinar con electricidad. Cerquita del Macba, un italiano cuyo nombre no recuerdo pero que repetimos incluso tres días, ya que no podía ser menos. También La Tinaja, una maravilla en el Born. Luego estaba la coctelería de la Barcelonesa, una Caipiroskas de caerte al suelo. Y el arroz negro frente al mar. Y los gin tonics de aquél sitio del Raval… Seguro que estáis pensando ¿pero Pablo ha currado algo? Pues sí, un mínimo de 14 horas todos los días. Pero a veces merecía la pena, como cuando subimos a ese alto en El Carmel y vimos la puesta de sol sobre toda Barcelona.
Barcelona es maravillosa porque tiene algo distinto al resto de ciudades de España. Su ambiente, sus calles, su color, su luz, sus olores, el mar… Hasta un barrio feo como el de pescadores es maravilloso. Barcelona es mágica. Su nombre atrapa. El catalán, a pesar de que suena a cachondeo, me da la impresión de estar en alguna otra parte que nada tiene que ver con la realidad mundana. Barcelona es un sitio donde puedes relajarte y sentarte a ver ponerse el sol mientras dejas pasar el tiempo. Su gente transmite buen rollo, un cariño sobrecogedor.
Buena parte de Green Warriors transcurre en Barcelona, si antes no tenía dudas, ahora estoy convencido de que, en cuanto pueda, me largo allí una temporadita a reescribir el guión. Y a vivir y disfrutar y dejar pasar el tiempo con tranquilidad. Saboreándolo… Haciendo que dure.
¿Y el chofer de Woody? Bueno, pues era el chofer que cada día nos llevaba al rodaje. Un tipo de puta madre que me contó cosas alucinantes de Scarlet Johansson y de aquella vez que se perdió en el Gótico con Woody Allen y al neoyorquino le entró un ataque de pánico.
Lo siento por Zaragoza, a la cual tengo mucho cariño, pero últimamente no llega a llenarme. Lo siento por Madrid, ciudad de adopción, porque es maravillosa pero a la vez es como una patada en los huevos. Los siento por San Sebastián porque es un disfrute de ciudad y una preciosidad, y también lo siento por Granada por todas esas razones y más, pero es que… Barcelona es única.
Mi misión era un documental/videoclip para Myspace sobre el rapero barcelonés Porta, todo un pelotazo en las listas de venta. Antes de aterrizar ya comenzó el deleite. Planear sobre el puerto de Barcelona, sentir el Mediterráneo bajo la panza de ese gigantón de hierro es la mejor bienvenida que una ciudad puede ofrecerte. Que el sol resplandezca en Barcelona, que descubras que por unos días vas a vivir en un hotel cojonudo en el corazón de la ciudad, que todos los sitios donde comas, bebas y vivas sean sorprendentes es inigualable. Deambular por la Boquería, sentarte en sus columnas, dar buena cuenta de navajas y cerveza… te hace sentirte como pez en el agua. Si encima vas a gastos pagados, curras en algo interesante y el equipo es majo, puedes darte con un canto en los dientes, relajarte y disfrutar.
Barcelona me sorprendió las últimas veces que estuve. Una rodando hace un año exactamente. Planifiqué todo para acabar antes de hora y el dire de foto, el operador y yo nos dimos bien al cañeo frente al mar. La anterior, fue hace ya bastante, antes de rodar Perceval, con Marta, durante un verano de ensayos y preproducción. Vivíamos a un paso de Gracia y fue maravilloso. Ésta vez ha sido increíble. Edu Soto le recomendó a David, el operador, un restaurante vegetariano en el Raval: Organic. Piéce de resistance, absolutamente maravilloso. Mamá Antonia es la dueña del local y nos estuvo dando clases lógicas sobre porqué no hay que cocinar con electricidad. Cerquita del Macba, un italiano cuyo nombre no recuerdo pero que repetimos incluso tres días, ya que no podía ser menos. También La Tinaja, una maravilla en el Born. Luego estaba la coctelería de la Barcelonesa, una Caipiroskas de caerte al suelo. Y el arroz negro frente al mar. Y los gin tonics de aquél sitio del Raval… Seguro que estáis pensando ¿pero Pablo ha currado algo? Pues sí, un mínimo de 14 horas todos los días. Pero a veces merecía la pena, como cuando subimos a ese alto en El Carmel y vimos la puesta de sol sobre toda Barcelona.
Barcelona es maravillosa porque tiene algo distinto al resto de ciudades de España. Su ambiente, sus calles, su color, su luz, sus olores, el mar… Hasta un barrio feo como el de pescadores es maravilloso. Barcelona es mágica. Su nombre atrapa. El catalán, a pesar de que suena a cachondeo, me da la impresión de estar en alguna otra parte que nada tiene que ver con la realidad mundana. Barcelona es un sitio donde puedes relajarte y sentarte a ver ponerse el sol mientras dejas pasar el tiempo. Su gente transmite buen rollo, un cariño sobrecogedor.
Buena parte de Green Warriors transcurre en Barcelona, si antes no tenía dudas, ahora estoy convencido de que, en cuanto pueda, me largo allí una temporadita a reescribir el guión. Y a vivir y disfrutar y dejar pasar el tiempo con tranquilidad. Saboreándolo… Haciendo que dure.
¿Y el chofer de Woody? Bueno, pues era el chofer que cada día nos llevaba al rodaje. Un tipo de puta madre que me contó cosas alucinantes de Scarlet Johansson y de aquella vez que se perdió en el Gótico con Woody Allen y al neoyorquino le entró un ataque de pánico.
1 comentario:
De acuerdo en todo todo todo lo que dices de Barcelona. Me alegra que puedas descubrir sus rincones y sus amplitudes. ¡Como hecho de menos el mar! Y como barcelonesa me alaga. A ver si rompemos esa leyenda urbana (mal creada) de que el catalán es un tipo cerrado!!! eo
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