viernes, 14 de marzo de 2008

Ceros & Unos

Monte Hellman, en ese bastión post Easy Rider que es Carretera asfaltada en dos direcciones, opta por la solución más drástica que existe para terminar, no sólo con el film, sino con la película. ¿A qué me refiero? En el clímax, dos coches se enfrentan en una estrecha carretera. Los dos avanzan a toda hostia y van a chocar irremediablemente, ya que ninguno de los dos parece abrigar intenciones de apartarse del camino. Y entonces, justo cuando los dos carros van a estamparse el uno contra el otro, Monte quema la película. ¡Que sí! ¡Que la quema! Pone el punto final a su película, pero también al soporte que la hace posible. ¿Es esto a su vez una destrucción del cine? ¿Posibilita su desaparición que una película termine con la destrucción de su propio continente?

Puede haber muchas respuestas de pajas mentales alrededor de este tema, sin embargo, aunque han pasado unos cuantos añitos desde el estreno de esta película de Universal, muy posiblemente es hoy cuando nos encontramos ante posibles incógnitas que empiezan a resolverse.

Ayer estuve en un rodaje en la Gran Vía con la Red One. ¿Con quéééééé? Pues esta nueva cámara es el prototipo a una nueva era. Es, digamos, lo ultimísimo en vanguardia de "cine digital". Soderbergh ya ha rodado Guerrilla con esa misma cámara. No voy a aburrir al personal con detalles técnicos que, además, hay gente que conoce mucho mejor que yo, pero sí diré que la Red One ya deja de lado cualquier soporte físico para su grabación. Toda la información digital se queda almacenada en un súper disco duro.

A otro nivel, la Panasonic HVX-200, popularmente conocida como "la P2", por grabar en las tarjetas de memoria del mismo nombre, es un ejemplo también práctico de lo que intento exponer. La serie de Porta la hemos rodado con esa cámara, directamente a un disco duro casi todo el tiempo. ¿Qué quiere decir esto? Que todas las horas de grabación que hemos acumulado durante 10 días sólo existen en un formato digital, es decir, algo que no es físico ni tangible. Por una parte, esto es una ventaja, pero por otra implica un peligro ENORME: Si, por estos extraños sucesos de la informática los discos duros donde TODO está almacenado se joden, todo lo que grabamos se habrá perdido. Bueno, claro, ya sé que todos los listillos del mundo están pensando en hacer back up's ad infinitum, lo cual me parece perfecto, pero no dejan de ser meros archivos informáticos que en su día pueden DEJAR DE FUNCIONAR.

Por otra parte, lo de las cintas era un coñazo absoluto y, claro está, envejecían y se deterioraban, pero era algo físico, empírico y razonable. Un disco duro tiende a todo, menos a razones.

Yo, que soy un gran defensor de que avance la tecnología digital - en cuanto a cine se tiende, claro - y que pasemos a un estándar superior a la Alta Definición actual, me encuentro con serios encontronazos morales al haber descubierto esta serie de puñetas. Porque si el cine se informatiza y pierde su componente físico ¿dejará de existir? Como Monte Hellman quemando su película, si el soporte físico - y químico, claro - desaparece, sólo nos quedan ceros y unos hasta la saciedad. Por un lado, me parece una perspectiva maravillosa, ya que facilita muchos de los líos que entorpecen el proceso en celuloide; por otra parte, me da un miedo aterrador.

¿Por qué? Porque odio depositar toda nuestra fe y futuro en Las Máquinas. Sí, sí, así, con mayúsculas. De crío estaba fascinado con Terminator y llegué a creérmela tanto que acabé a hostia limpia con el Amstrad de mi padre, por si acaso... No voy a negar que de vez en cuando, aflora en mi una vena luddita irrefrenable y tiendo a desear terminar a hachazos con la maquinaria. Pero, claro, por otra parte, sin toda esa maquinaria sería imposible hacer lo que hacemos...

¿Solución? Ninguna. Debemos convertirnos en ceros y unos, pero tratar que sea lo menos doloroso y lo más humano posible. No hay que eliminar el factor humano y, sobre todo, no eliminar el factor físico. En una era en que la publicidad sólo vende intangibles, es muy posible que únicamente podamos vivir en un mundo de sombras platónicas. El "cine digital" es la representación más clara del mito de la caverna en el mundo audiovisual. Hay que tener cuidado y no ver sólo las representaciones abstractas, ya que no pueden llevar al desastre.

Es muy posible que si quemamos la película estemos quemándonos a lo bonzo. Debemos quemarla, pero con la consciencia de que no podemos fiarnos de las máquinas...

... Porque sino, estamos vendidos.

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