Vengo de unos días intensos de festivaleo. Primero estuve en Cartagena, donde lo pasé en grande viendo cine al aire libre bajo árboles centenarios y conocí a Moyo y al resto de tíos majos murcianos.
Después a Santiago de Compostela, donde pasé un par de días estupendos en el Curtocuito, para coger un avión, llegar a Madrid y zumbar a Murcia, donde he tenido la suerte de recoger el Premio al Mejor Cortometraje dentro de ese pedazo de festival que es el Rendibú, una iniciativa que se sale de la norma y que convierte una noche que no te la esperabas en una locura maravillosa.
Por otro lado, el lunes estaremos en Barcelona cerrando unos cuantos detalles de la postproducción de Road to Wacken que, si no hay cambios, se estrenará en 22 cines de España.
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