
Fuentes de Ebro fue el primer festival que estuve. Fui en el 98, con Un parque con vistas, mi primer corto que se vio en un festival. Yo llevaba haciendo cortos desde 1996 y recuerdo las cosechas de aquél tiempo con una inocencia aplastante. El paso de los años ha hecho que en Aragón hiciésemos cortos complejos y nos superáramos sin freno. Recuerdo la primera reunión que tuvo la Asamblea de Cineastas Aragoneses (ACA) en la que se expuso el tema de hacernos la competencia entre nosotros o no. Jorge Blas dijo que él creía que la competencia era sana, que ayudaba a que mejorásemos y a superarnos. Suena a teoría neo-liberalista, pero es la pura verdad. No pudo estar más acertado.
Este año en Fuentes he visto cortos cojonudos. Y cuando digo cojonudos es porque son buenos, pero buenos de verdad. La mayor parte de la gente que me conoce sabe que no soy muy amigo de las historias intimistas, ni oníricas y, sobre todo, sociales. ¡Ni tan siquiera de ver cortos! A pesar de eso veo Besos robados mil y una veces y tengo El cielo protector de Bertolucci muy grabada en la memoria y Anguila de Imamura me dejó totalmente extasiado. Tres cortos me revolucionaron el cerebro en esta edición: El iglú de Carlos Val, Making of de Víctor Forniés y El talento de las Moscas de Laura Sipán.
Making of tiene unos encuadres que parecen de David Fincher, también hay un plano de Noches Rojas, todo hay que decirlo. Su trama se desarrolla con una agilidad, naturalidad y dinamismo que ya muchos quisiéramos para nuestros cortos. Los actores están increíbles, sobre todo María José Moreno, que se sale del cuadro. De verdad que me dejó aniquilado la puesta en escena, la soltura con la que está hecho todo y la fuerza de su metraje. La escena en la que el protagonista y María José Moreno se encuentran en la calle es absolutamente increíble. Eso parece el Bronx y no Zaragoza, y no es por las pintadas, el callejón y todo eso. Es por cómo suena, por el ambiente que se le ha dado a esa escena, por la que me parece estar viendo A la caza de Friedkin.
El talento de las moscas me ha dejado K.O. Yo, que soy peckinpahniano a muerte, y por por lo tanto me identifico más con un cine más masculino, a pesar de ser un cameroniano hasta la médula y mis personajes favoritos son los femeninos fuertes (Sarah Connor, Ellen Ripley), no he logrado ver aún un corto de corte intimista que me haya gustado hasta la admiración. Sin embargo, la ópera prima de Laura Sipán es toda una lección cinematográfica de fotografía, puesta en escena, montaje y sutileza. Digo bien alto que Sipán encabeza mi Hit List de directoras. ¿Cómo puede ser su ópera prima? Es apabullante, a mi me ha costado 11 años hacer algo que parezca profesional, pero ella nos ha dejado a todos a un lado. Talento, a raudales. El actor que interpreta a Saint-Exupery está formidable, en serio. Y el momento que se adivina El principito es digno de Spielberg. Yo, que ya sólo me emociono con películas de Raoul Walsh, en ese momento, me dio un vuelco el corazón. Si este es su primer corto, cuando haga un largo nos va a dejar a todos boquiabiertos y con los ojos como platos. Sólo por la secuencia pseudo-sexual, Laura Sipán podría ser hija de Orson Welles.
En cuanto a El Iglú, bueno, sencillamente se ha erigido en mi corto favorito este año. No tiene nada que ver con el cine que me suele gustar, pero puedo decir que tranquilamente que hay momentos en que parece que esté encuadrado, dirigido y montado por Sam Peckinpah. Es totalmente sorprendente. Carmen Barrantes, la protagonista es la actriz con más talento, soltura, naturalidad y frescura que ha dado el cine patrio en mucho tiempo. El momento de “no he tomado nunca café” es sencillamente prodigioso. Ese momento en que salta sobre el otro actor – que está soberbio – y se desnudan en su iglú es sin más palabras digno de Jean-Jacques Annaud en sus elaboradas secuencias sexuales. Y el final… qué decir de un final tan sencillo y que tanto dice. Me parece que es un corto maravilloso.
Ha sido todo un orgullo competir con cortos tan buenos. Jorge Blas tenía razón y la sigue teniendo. La competencia estimula la creatividad y hace que hagamos mejores obras. Yo no querría competir con cortos basura, quiero competir con los mejores y que los mejores me derroten, así querré superarme, hacer las cosas mejor, crecer y no rendirme.
Eso me lleva a decir dos cosas: Estoy orgullosísimo de que los presos de Daroca hayan elegido por unanimidad a Perceval como mejor corto para el premio Intramuros. Me llena mucho más ese premio que el de cualquier jurado, porque ellos no tienen nada que perder y podrían dárselo a cualquiera. Yo estuve hace un año dándoles una charla sobre cine, como tantos otros cortometrajistas de la tierra, y fue un auténtico placer y la mejor experiencia en cuanto a conversaciones de cine que he tenido – exceptuando, claro está, las que Víctor Berlín y yo tenemos –. Sin embargo, no puedo más que sorprenderme por la decisión del jurado al premiar a un corto tan amateur, poco trabajado, en absoluto fresco y deslabazado como Cuídala bien. No es una reacción de “Pablo se pica porque no ha ganado”, en absoluto, estoy más que contento con que se haya recompensado la producción del corto, con eso me bastaba, ya llevo unos cuantos años de festival en festival y los premios, llega un punto, en que te la sudan. No me esperaba ganar en Fuentes, ni mucho menos, y Javier Macipe, el director de Cuídala bien, bien sabe que me acerqué a darle la enhorabuena y que le ofrecí que cualquier cosa que necesitara no tenía más que pedirla. Creo que Javier hará dentro de un par de años un corto apabullante, toda una sorpresa, pero no creo que este fuera el mejor corto de este año. Si había un corto ganador era El talento de las moscas. Si no podía ganar al ser una ópera prima, deberían haberle dado una mención especial, porque que una ópera prima tenga tantísima calidad es absolutamente increíble. Deberían haberse saltado todas las normas y dárselo a ella.
Sigo creyendo lo que Jorge dijo y hay que hacer cortos de calidad, hay que superar y hay que apoyar los cortos con un trabajo concienzudo detrás. Cualquiera de los tres favoritos que he dicho se merecía ganar.