jueves, 11 de diciembre de 2008

Chinese Democracy

En primer lugar, los negocios. El montaje de Las 5 muertes de Ibrahim Gonsález está prácticamente listo. El montaje de imagen, se entiende. Todavía queda un largo proceso de postproducción. Pero puedo adelantar que es un corto corto que quita el hipo de la hostia a la que va. 

Como las cosas de la crisis son lo que tienen, veremos a ver qué podemos y qué no podemos hacer, pero espero que en febrero espero que esté listo del todo. Aún tengo que pensar si Ne pourrais échapper de tes fantômes, Las 5 muertes de Ibrahim Gonsález y Cogiendo el ritmo, se presentarán a la vez o escalonadamente, lo que sí es seguro que forman una especie de conjunto que (trilogía o no) que habla sobre las relaciones de pareja y las hostias como panes y que emplean como denominador común la técnica del shot-motion, que la que ya he hablado en esta misma página en otras ocasiones. Y que, además, suponen una especie de giro extraño auspiciado por TODAS (incido de nuevo en las mayúsculas) las circunstancias que han hecho que, de un tiempo a esta parte, me interese por una clase de cine que traza una tangente a la línea que venía siguiendo desde hace unos años. 

Es muy posible que el año que viene, ruede otro proyecto (La culpa aprieta más gatillos, del que también he hablado en esta humilde web) que ya volverá a desmarcarse del formato shot-motion, pero que incurrirá en un nuevo experimento en el que vengo trabajando y pensando desde hace un tiempo y que, si todo va bien, podría suponer una renovación de la actividad de mucha gente, incluido yo claro está, ya que sus posibilidades son muy, pero que muy estimulantes.

Como siempre, todo a su debido tiempo.

La paciencia más vale disfrutarla, aunque a veces sea para mal. Porque sino, puede ocurrirte como al bueno de Axl Rose y que tras 15 años de vender humo, vendas caca. Porque vamos, Chinese democracy es una amalgama de buenas intenciones pero mala resoluciones que no llevan a ninguna parte. Y como no hay nada más emocional y subjetivo que la música, es revelador, cuando un disco entero se puede escuchar pasando de él absolutamente. Quiso hacer un disco profundo y le salió un disco alargado. Todo lo contrario que los incombustibles AC/DC, el único grupo en activo del que me dejaría tatuar sus iniciales, yo creo. Black Ice es, sin duda, como dice mi amigo Patxi un disco del que no puedas decir que tiene, de primeras, una canción memorable. Pero, con el paso del tiempo y escuchándolo otra vez, te das cuenta de que es grande porque recupera la esencia de sus años ochenteros (Flick of the switch, Blow up your video...). La producción es distinta y eso dice mucho. Todo suena más garaje. Garaje cool, claro, pero garaje al fin y al cabo. Es el mejor disco que han hecho desde el Razor's edge. No es la estilización del Ballbreaker o el Stiff upper lip (discos que aunque sirvieron para enganchar a legiones de fans, no son lo mejor que han hecho yo creo). Creo que es la primera vez en mucho tiempo que AC/DC suena a Lynyrd Skynyrd (Stormy may day) o que recupera su estilo del Who made who (Anything goes) o que se marca himnos (Rock n roll train, Money made...) y eso demuestra madurez y cojones.

¿Y qué tiene ver todo esto con lo que estaba diciendo? 

Mucho. 

Pensadlo.

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