Ayer Axl Rose demostró que, a pesar de que ser un imbécil puede ser una actitud que llevar por bandera, existe siempre un rincón para la redención. Dos horas de retraso no ensombrecieron un concierto de más de dos horas que sonó como no habia oído un concierto desde, quizá, el de Al Jarreau (Patxi, tú lo sabes), en el que superó cualquier barrera cuando tocaron Whole lotta Rosie de AC/DC.
Pero no fueron las canciones lo que más me sorprendieron. Fue el propio Axl. Con sus americanas horteras y sus ojos que se le salían de las órbitas, sin dedicar ninguna palabra tan apenas al público a lo largo del concierto, parecía el mismo tío enfadado con el mundo de hace 20 años. Y, entonces, de repente, alguien le tira un vaso al escenario. Y otro. Ninguno le alcanza pero caen a su lado, él los aparta de una patada.
En ese instante, un tercer vaso lleno de cubitos y bebida surca el aire hasta darle le lleno. Yo esperaba que la liara parda y parara el concierto y se largara sin más, como ya le había visto hacerlo antes. Axl se limita la tirarlo del escenario y a enseñar su dedo corazón al que le ha tirado el vaso.
Al final del concierto, pidió perdón por el retraso, agradeció a todo el mundo que estaba allí y se despidió como un caballero. Cosas de la edad, los golpes de la vida, haber tirado cantidad de dinero durante años y haberse quedado sin amigos, supongo que eso le habrá dado algo de humanidad y dignidad. Todo eso, el pedazo de show y tener a lo que queda de Skid Row de teloneros es suficiente. Menuda noche la de ayer. Lo hablaba con Marta, que pagaría por hacer una película de su vida. ¡Menuda locura!
En otro orden de cosas, Ibrahim ganó ayer el Primer Premio en el Festival de Castellón y hace unos días se llevó una Mención Especial en el Segundo de Chomón de Zaragoza, a los que aprovecho para saludar y agradecer.
Pero no fueron las canciones lo que más me sorprendieron. Fue el propio Axl. Con sus americanas horteras y sus ojos que se le salían de las órbitas, sin dedicar ninguna palabra tan apenas al público a lo largo del concierto, parecía el mismo tío enfadado con el mundo de hace 20 años. Y, entonces, de repente, alguien le tira un vaso al escenario. Y otro. Ninguno le alcanza pero caen a su lado, él los aparta de una patada.
En ese instante, un tercer vaso lleno de cubitos y bebida surca el aire hasta darle le lleno. Yo esperaba que la liara parda y parara el concierto y se largara sin más, como ya le había visto hacerlo antes. Axl se limita la tirarlo del escenario y a enseñar su dedo corazón al que le ha tirado el vaso.
Al final del concierto, pidió perdón por el retraso, agradeció a todo el mundo que estaba allí y se despidió como un caballero. Cosas de la edad, los golpes de la vida, haber tirado cantidad de dinero durante años y haberse quedado sin amigos, supongo que eso le habrá dado algo de humanidad y dignidad. Todo eso, el pedazo de show y tener a lo que queda de Skid Row de teloneros es suficiente. Menuda noche la de ayer. Lo hablaba con Marta, que pagaría por hacer una película de su vida. ¡Menuda locura!
En otro orden de cosas, Ibrahim ganó ayer el Primer Premio en el Festival de Castellón y hace unos días se llevó una Mención Especial en el Segundo de Chomón de Zaragoza, a los que aprovecho para saludar y agradecer.
1 comentario:
juer tronco pues si te gusto o 2 cosas o te dormiste o ivas muy pedo xq axel rose lo mejor q podria hacer es retirarse. Por jeta y sinverguenza menos mal q estaba el sr bach para animar un poco el cotarro..
Publicar un comentario